miércoles, 13 de marzo de 2013

Grupo B Rally, Historia Parte 1


Este post va dedicado al ya extinto grupo B de rally, siendo este grupo una oda al pilotaje puro, al piloto contra la maquina, a domar las bestias y no morir en el intento. Un pequeño homenaje a la locura y la diversión de este mítico grupo y a los bravos pilotos que en él militaban, además de los fabricantes que construyeron monstruos máquinas para el recuerdo de todo aficionado a los rallyes.


Para poner en antecedente, los coches que se pueden homologar para el mundial de rallyes, el WRC, son bestias tecnológicas, que permiten ir al límite a todos los pilotos, permitiéndoles mostrar un pilotaje cuanto menos perfecto y preciso, ya que el coche va ha responder como ellos quieren. Por ejemplo los WRC de 2013 son vehículos del sector Hachback-compacto, siendo esto, los WRC modernos son más anchos y cortos, con tracción a las 4 ruedas y montan un motor 1.6 Turbo, lo que implica menos par y más revoluciones. Deben tener un peso mínimo de 1230kg, diferencial activo y cambio secuencial mecánico de 6 velocidades. Los 1.6 Turbo de los nuevos WRC dan al rededor de 315-320cv.


Por otra parte, parece que el mundial de rallyes, el WRC está volviendo a resurgir, ya que en estos años pasados ha estado algo decadente por la falta de fabricantes y la falta de competencia que sufrió Loeb. Esta deficiencia se está supliendo con la entrada de VW y la futura entrada de Hyundai, a demás de Citroën y Ford.


Empecemos por el principio, el grupo B o la serie B fue una serie de reglamentaciones homologadas por la FIA, por aquel entonces FISA, para su adaptación en competiciones de rally. La anterior reglamentación databa de los años 60 y se dividía en cuatro grupos, ahora pasaría a dividirse en solo tres, denominándose estos Grupos N, A y B. El primero era en el cual los vehículos sufrían modificaciones mínimas, por lo que era lo más cercano al Grupo 1. Después estaba el Grupo A, que sería el análogo al Grupo 2 y por último el Grupo B, que se podría asemejar al Grupo 4, pero bastante alejado de este.


Lo que la FIA pretendía con la creación del Grupo B era la de volver al concepto del Lancia Stratos, animar a los fabricantes a que entraran en el mundial y crearan vehículos exclusivos para el campeonato con la restricción de solo fabricar 200 unidades para el publico, con una reglamentación que les permitía un amplio margen de maniobra, pasando por alto el apartado de seguridad, ya que la normativa en este aspecto era casi inexistente, con pesos mínimos muy bajos y sin limitaciones de potencia, con chasis tubulares y carrocería de fibra con cristales de plástico  Esta reglamentación junto con la aceptación de turbocompresores y materiales ligeros  crearon una generación de coches tan fascinantes como peligrosos. Solo tres años y cuatro temporadas después de su aparición fueron prohibidos para siempre. Aunque hoy en día los WRC modernos consigan bajar sus cronos, quien vivió, o ha visto a estas bestias en acción afirma que la época del Grupo B fue la época dorada de los rallyes, y que nunca volverán a ser como antes.


La mayoría de los vehículos contaban con tracción integral excepto uno, convirtiéndose en el último coche de rally que consiguió hacerse con el campeonato del mundo con solo tracción trasera, batiendo al resto de competencia que sí contaba con tracción integral, el Lancia 037. No era el único con tracción trasera, pero sí el más trascendente. La mayoría de los vehículos contaba con motor central para así conseguir la repartición de peso ideal, los únicos que contaban con motor delantero eran el Audi Quattro y el Citroën BX 4TC. Cada uno de estos coches estaba construido sobre la base de un chasis tubular y una carrocería de fibra de vidrio muy ligera, por esto el parecido que tenía la unidad de competición con respecto al de calle era mínima.



La característica principal de estos coches radicaba en la potencia ya que todos superaban ampliamente los 300cv incluso llegando a 500cv como los del Peugeot 205 T16, los 550cv que desarrollaba el Auidi de 1986 o los 600cv con los que iba a contar el Porsche 959 que nunca llegó a competir por retrasos en la producción. La introducción de turbocompresores hizo que la potencia y la entrega de potencia llegara a unos limites nunca vistos en los rallyes, además de la aceptación del 4x4, elemento que hizo que los pilotos cambiaran su forma de pilotaje, ya que con los tracción integral el colocar el coche de curva a curva con golpes de gas no se podía y era característico el ver a estos coches llegar a la curva y empezar a tomarla casi parados, incluso engranar la marcha atrás para maniobrar. El 205 T16 mostró el camino a seguir, tracción integral con una batalla reducida y chasis tubular  motor de 500cv y chasis tubular con capós desmontables de fibras. Se comenzó una autentica carrera tecnológica con el empleo de fibras sintéticas como Kevlar o Carbono. Llegaron los diferenciales tipo Torsen y los viscosos, a parte de la tecnología Quattro, embragues electrónicos, etc.


Una de las mayores mejoras que se implementó en esta categoría, y que vemos hoy en día reflejada en nuestros coches de calle, es la electrónica, con la que conseguían más caballos de potencia. Los turbos también se mejoraron notablemente, todo ello junto a la tracción integral y el uso de queroseno, combustible de aviación, contribuyeron a la creación de los coches más sofisticados de la historia de los rallyes. Como dije arriba, el 205 marcó la estela pero Audi no dejo de evolucionar su vehículo, aumentando de potencia, llegando en su última evolución a contar con 550cv, y con multitud de aditivos aerodinámicos para, literalmente, no salir volando cuando se pisara el acelerador a fondo, también se acortó notablemente la distancia entre ejes. Lancia pronto se vio en inferioridad con el 037 debido a la efectividad de la tracción integral, por lo que pronto desarrolló el Delta S4, que imitaba técnicamente al 205 T16.


Otras marcas también fabricaron sus prototipos para el Grupo B, algunas con más éxito que otras. Austin Rover compitió, con acierto, con su MG Metro 6R4, con un v6 atmosférico en posición central, Ford desarrolló el RS200, con motor central también y Citroën desarrolló un BX que no tubo mucha fortuna, compitiendo solo en tres pruebas del mundial y logrando finalizar solo una.


Aquí dejo unos vídeos de deleite sobre estas bestias de la competición:




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